Nuestros pequeños amigos, esos peludos que llenan de alegría nuestros días y nos dan su amor incondicional, son susceptibles de padecer diferentes enfermedades que apachurran nuestro corazón, pero al igual que con nosotros, siempre hay opciones de prevención, para evitar pasar por eso o en su caso tratamientos que les ayuden a tener una mejor calidad de vida y nos sigan llenando de cariño. En esta publicación te compartimos datos sobre la displasia de cadera, para que estés atento a cualquier signo que pudiera advertirte sobre este padecimiento.
Cuando hablamos de que un perrito se dislocó la cadera nos referimos a que su fémur no encaja correctamente en una cavidad que se llama acetábulo, la cual se encuentra justamente en la cadera, la afectación principal es la movilidad de la pata del peludo. Esta situación a la larga provoca que la articulación se vaya desgastando y, por lo tanto, haya dolor y cojera.
Debes saber que la displasia de cadera es una malformación genética, así que puede ser transmitida de padres a hijos, sin embargo, el ambiente en el que se desenvuelve el perro también influye, sobre todo cuando se trata de cachorros, nos referimos a la superficie en la camina, la alimentación y el ejercicio.
Así pues, podemos encontrar cachorros con displasia de cadera o en perros adultos, en cada caso el tipo de síntomas es distinto, además se suma la variable de la gravedad, por ejemplo, en los pequeños peludos se podrá percibir únicamente si el cuadro de este padecimiento es ya avanzado, esto a través de su disposición para la actividad física, si se niegan a subir escaleras, pasan más tiempo sentados comparados con otros cachorros, caminan con las patas traseras juntas y muestran debilidad en estas, entonces es muy probable que se trate de esta enfermedad, sin embargo, habrá casos en los que esté el problema latente y no se manifieste hasta pasado cierto tiempo, lo recomendable es hacer un chequeo general para prevenir o anticiparnos ante esta situación.
Por otro lado, en los perros adultos, los síntomas de la displasia de cadera son más claros, la cojera es el más representativo, ya que es una forma que tiene el peludo de evitar el dolor que le causa caminar de manera regular, así como el balanceo de la cadera de manera evidente al correr, levantando las dos patas traseras, quejidos o señales de dolor al levantarse en situaciones de reposo, como después de estar un tiempo acostado o sentado, por supuesto, que en estos casos también dependerá de la gravedad de la enfermedad.
Ante cualquier situación consulta a tu veterinario, quien te dirá cuál es el mejor tratamiento según el avance del padecimiento, para ello existen dos alternativas, la quirúrgica o el enfocado a minimizar el dolor mediante antiinflamatorios, rehabilitación, fisioterapia, entre otros recursos no quirúrgicos. Recuerda que lo más importante ante una situación así es proveer a tu peludo de la mejor calidad de vida posible y darle todo el amor que merece.
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